Después de pasar 3 semanas aquí, viniendo a diario a la Casa Madre, participando de todo lo que ellas ofrecen… que es tanto!!… trabajando en Shanti Dan, en Khaligat y aquí mismo, he pasado mas horas el la Orden de las Misioneras de la Caridad que en cualquier otro sítio de Calcuta. Es donde mejor me he sentido. Tantas horas como me han permitido, las he pasado con ellas.
No hay palabras en mi vocabulario suficientes para describir lo que siento al finalizar mi estancia… aquellas palabras que escuché el primer domingo en la reunión del Sharing: «gratitud» y «felicidad» son las que más se acercan a lo que quiero decir.
Creo que la Obra que la Madre Teresa fundó en 1948 va mucho más allá de cuidar a los enfermos, moribundos y «pobres entre los pobres».
Su Obra es una lección para el mundo entero, para nosotros… es un gesto de generosidad inmenso por parte de las Misioneras de la Caridad el de permitirnos a nosotros, gentes venidas de todos los lugares, colaborar con ellas y sentirnos útiles por unos días.
En realidad sus Centros, repartidos por toda Calcuta funcionan de manera impecable… sin necesitarnos a los voluntarios, pero su organización y estructura están hechos de tal manera que pueden dar cabida a todos los voluntarios que haya…siempre hay tareas que hacer… para todos.
En el fondo, Madre Teresa fué una visionaria, fue capaz de reconocer esa necesidad del ser humano de ayudar a los demás, y al hacerlo sin filtros, sin requerimientos, sin pedirnos nada, ni siquiera un compromiso, nos da tanta libertad, que no hay razones para no hacerlo.
Pocas personas han tenido esa enorme inteligencia de la Madre Teresa… ocurre pocas veces que ante una tragedia, una catástrofe, se piensa tambien en dar cabida a los otros necesitados, a los que tienen necesidad de dar.
En realidad, el voluntariado se puede hacer en todos los centros de la Orden repartidos por el mundo… pero es cierto que Calcuta y la Casa Madre tienen algo especial, algo tan espiritual que nos hace sentirnos en un lugar santo.
Y un lugar de peregrinación… no sólo de voluntarios, también de visitantes, venidos de toda la India, Asia y occidente.
A diario centenares visitan este lugar y rezan en su tumba… y todo esto en apenas 20 años, desde la muerte de Madre Teresa.
… y creciendo sin parar porque los que venimos, intentamos a nuestro regreso transmitir esta experiencia… que es casi imposible de describir con palabras.
Dadle 50 años más y será imparable!
Cuando me pregunten por la experiencia diré que sólo he enjuagado ropa, fregado platos y limpiado ventanas, nada especial…pero me he sentido tan bien, que lloraré al intentar contarlo.




Estas fotos están sacadas durante el descanso del te en Shanti Dan. Somos todas las voluntarias, las de niñas y las de adultas.

El último días. Despedida en el desayuno de los voluntarios